EL COOPERATIVISMO EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Queridos amigos
Escribo estas líneas desde mi casa, donde estoy cumpliendo el aislamiento obligatorio decretado por el Gobierno Nacional el 19 de marzo.
Todos los dirigentes, trabajadores, técnicos y profesionales que tenemos la tarea de llevar adelante las empresas cooperativas, portamos en nuestro ADN la responsabilidad social, sin la cual no podríamos desempeñarnos en organizaciones que tienen al bien común como horizonte de todas sus acciones.
#YoMeQuedoEnCasa fue la consigna que, por vías digitales, difundimos desde nuestras organizaciones más representativas. Lo hicimos desde Cooperar, que siguió funcionando y dando respuesta a sus asociadas con el trabajo a distancia como norma transitoria, hasta que la situación vuelva a regularizarse.
También en la Alianza Cooperativa Internacional, que me toca presidir, estamos llevando adelante distintas acciones a través de la comunicación a distancia entre representantes de países de todos los continentes.
Por esa vía me llegan noticias inquietantes en primera persona, desde todas las latitudes. Lo que vemos en los noticieros y portales día a día se manifiesta en historias personales de aislamiento, cercanía con afectados y severa caída en la actividad económica de las cooperativas.
A pesar de todo, nuestras empresas siguen dando respuestas a las comunidades donde están insertas. Una de las tareas que estuve realizando en estos días, desde mi hogar en Coronel Pringles, es ponerme en contacto directamente con miembros de la ACI en los países más afectados por el Covid-19.
En todos ellos, las cooperativas y sus miembros están sufriendo las terribles consecuencias de esta pandemia, pero al mismo tiempo, son la malla de contención solidaria que evita un mayor impacto de este flagelo.
Cooperativas de salud, desde ya, pero también las que producen alimentos y las que dan servicios en las ciudades están funcionando como pueden para seguir poniendo a disposición las herramientas que están a su alcance, de manera que la vida pueda continuar con la mayor normalidad posible.
Es difícil todavía asumir los tremendos efectos que está provocando esta pandemia a escala global. Lo que no podemos dejar de hacer es reafirmar nuestros valores y principios cooperativos.
Quiero citar, en coincidencia con estas reflexiones propias, algunos conceptos vertidos días atrás por el Papa Francisco, no solamente como representante máximo de los católicos sino más bien como líder global:
“Nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa (…) Desde hace unas semanas todo se ha oscurecido (…) En esta barca estamos todos. Solos nos hundimos. Nadie se salva sólo. Seamos todos uno (…) La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad (…) Hay que practicar nuevas formas de solidaridad.”
Claramente, estos tiempos tan complejos que estamos viviendo en diferentes partes del mundo representan un gran desafío para nuestras sociedades y para las cooperativas, que juegan un papel tan importante en ellas.
Por el bien de nuestras comunidades, debemos demostrar inteligencia y poner en valor nuestra trayectoria y nuestra concepción solidaria de la salud y en todas nuestras actividades.
En nuestro país, el movimiento cooperativo no es ajeno a esta trayectoria mundial que hoy nos debe ubicar al frente de las acciones solidarias que mitiguen los efectos de esta crisis sanitaria y económica.
De hecho, es innumerable la cantidad de acciones que están llevando adelante las cooperativas argentinas para facilitar herramientas que ayuden a la contención de la pandemia.
Las de telecomunicaciones, en particular, cumplen un rol clave para permitir la conectividad en cada una de las localidades donde están presentes. Pero, además, están atentas a las necesidades de cada comunidad y seguramente serán recordadas, junto a otras organizaciones sociales y empresarias y al sector público, como baluartes a la hora de contener esta histórica emergencia que se vive en todo el mundo y en cada uno de nuestros pueblos y ciudades.
Quiero agradecerles profundamente por su compromiso, por su trabajo, por su solidaridad, por ponerse al frente de esta batalla desde cada una de sus organizaciones.
Quiero que sepan que cuentan con todo mi apoyo, con todo mi respeto y con toda mi admiración por el trabajo que están realizando.
¡Les envío a la distancia un fuerte abrazo cooperativo!